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Relocalización: ¿crecimiento compartido para América del Sur?

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El fenómeno de la relocalización está modificando la forma en que se interconectan los territorios a nivel global, y se estima que la reconfiguración de las relaciones comerciales continuará puesto que estamos ante un fenómeno estructural y del cual se proyecta que México se convierta en uno de los focos de atracción de inversión en los próximos años.

En este contexto, Sudamérica cuenta con una gran oportunidad de insertarse en las cadenas de suministro globales, para lo cual la región debe plantearse seriamente la posibilidad de ampliar su integración comercial dentro de la misma, así como con Norteamérica.

En América del Sur existen cuatro principales corredores comerciales –en el Pacífico, Atlántico, Bioceánico Central, y el de Integración Norte-Sur– que desempeñan un papel fundamental en la promoción del comercio dentro y fuera de la región, la integración económica y el desarrollo sostenible en la región.

El Corredor del Pacífico, conecta a Chile, Perú, Ecuador y Colombia, facilitando el acceso a los mercados del Asia-Pacífico y sirve para la exportación de productos como el cobre, pescados y mariscos, carne, frutas y hortalizas, minerales, entre otros.

Del otro lado del continente, el Corredor del Atlántico, conecta a Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay y permite el comercio de productos agrícolas, manufacturados y minerales hacia Norteamérica y Europa, pero también hacia Asia. Los puertos de la región, como Santos en Brasil y Buenos Aires en Argentina, son importantes centros logísticos que facilitan el comercio marítimo entre la región y el resto del mundo.

El Corredor Bioceánico Central es un proyecto en desarrollo que busca unir los océanos Atlántico y Pacífico a través de una red de carreteras, ferrocarriles y puertos. Este corredor conectaría Brasil, Paraguay, Bolivia y Chile, promoviendo la integración regional y facilitando el transporte de mercancías entre los dos océanos, para impulsar la entrada y salida de mercancías hacia todos los continentes.

Por último, el corredor de Integración Norte-Sur conecta América Central y el Caribe con Brasil, Colombia, Venezuela y Ecuador, promoviendo la integración económica y social en la región.

La existencia de tratados comerciales bilaterales y multilaterales entre los países de Norteamérica y los de centro y Sudamérica ha fomentado una creciente integración comercial entre los dos polos de las Américas, pero el escenario mundial actual presenta una oportunidad única para que se profundice la cooperación intercontinental y se generen beneficios entre los países de América del Sur y América del Norte.

En 2023, las exportaciones dentro la región latinoamericana sumaron más de 160 mil millones de dólares, principalmente de productos minerales (USD 30 mil millones), vehículos y sus partes (USD 19 mil millones), así como maquinaria y equipo (USD 8.4 mil millones). De acuerdo con el BID, el comercio de la región podría incrementar sus exportaciones en 78 mil millones de dólares anuales, lo que representa un incremento de casi 50% anual.

Existen condiciones favorables para ampliar la integración económica y comercial como la Alianza del Pacífico y el Acuerdo Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CTPPP), que es una puerta para la interconexión con grandes áreas económicas y cadenas globales: el Sureste Asiático y Oceanía.

En el caso de México y Brasil, existe la posibilidad de profundizar la interconexión de las cadenas automotrices mediante el desarrollo de proveeduría, la cooperación en Investigación y Desarrollo e identificación de sectores con potencial de crecimiento, en particular, ante la existencia de los Acuerdos de Complementación Económica (ACE) 53 y 54.

Los corredores comerciales en América del Sur, como el del Pacífico, el del Atlántico, el Bioceánico Central y el de Integración Norte-Sur, demuestran el potencial para promover el comercio intra e interregional, la integración económica y el desarrollo sostenible en la región. Conforme las empresas asiáticas y europeas sigan invirtiendo en México para aprovechar el mercado doméstico, y para entrar al mercado estadounidense aprovechando las preferencias del TMEC, se generarán mayores oportunidades de proveeduría entre Norte y Sudamérica. Además, trece países latinoamericanos forman parte de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), enfocada en promover un área de preferencias económicas en la región y un mercado común, por lo que nos encontramos ante una oportunidad única para que se consoliden grandes cadenas de valor en el continente americano.

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