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La volatilidad en los precios agroalimentarios: el reto nacional y global
Como sector importante de la economía mexicana en términos de volumen de negocio, empleo y contribución positiva a la balanza comercial, las industrias agroalimentarias han tenido que hacer frente durante varios años a una importante volatilidad de los precios, tanto de los insumos que utilizan como de su propia producción.
Esta volatilidad ha ocasionado un incremento en los costos y una incertidumbre en el precio de venta de sus productos que ha impactado su rentabilidad.
Por un lado, esta volatilidad caracterizada por variaciones bruscas y a gran escala de los precios parece afianzarse de forma duradera porque está impulsada por factores estructurales, especialmente ligados a la demografía mundial o a la evolución de los mercados internacionales. Por otro lado, las tensiones geopolíticas que afectan las cadenas de suministro agregan aún más presión a los precios de los alimentos.
Rusia y Ucrania se encuentran entre los mayores productores de productos agrícolas del mundo. Como ambos países son exportadores netos de materias primas, juegan un papel crucial en el suministro mundial de alimentos y fertilizantes.
En 2021, Rusia y Ucrania figuraron entre los tres principales exportadores mundiales de trigo, maíz, colza, semillas de girasol y aceite de girasol. Rusia es también el mayor exportador mundial de fertilizantes nitrogenados y el segundo mayor proveedor mundial de fertilizantes de potasio y fósforo.
La concentración de suministros globales en un puñado de países expone los mercados de estas materias primas a una volatilidad significativa.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la fuerte reducción de las exportaciones de cereales y semillas de la región del Mar Negro provocaría una subida de los precios de los alimentos –incluido el alimento para animales– entre un 8% y un 22% en comparación con los niveles actuales que ya son altos.
También advierte que si el precio del petróleo se mantiene en niveles elevados y las exportaciones de cereales y semillas continúan bajas en 2023, la oferta mundial de alimentos seguirá siendo escasa y los precios internacionales se quedarán en niveles récord.
El incremento de los precios de los combustibles podría impulsar aún más los precios de las materias primas. El sector agrícola consume energía directamente en forma de combustible, gas y electricidad, e indirectamente, mediante el uso de agroquímicos como fertilizantes, pesticidas y lubricantes.
En este sentido, se espera que los costos de los insumos agrícolas sigan subiendo, y este aumento de los costos de producción se traducirá en precios más altos de los alimentos.
La volatilidad de los precios agroalimentarios no es un tema nuevo para la industria alimentaria del país, de hecho, es un elemento que siempre la ha acompañado. La resiliencia que ha mostrado el sector en tiempos pasados se volverá a poner a prueba este y los siguientes años.
HSBC México está profundamente comprometido con los proyectos agroalimentarios del país, y en estos tiempos complicados queremos poner a disposición de nuestros clientes nuestra amplia experiencia y herramientas de comercio exterior para potenciar al sector.
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