La creciente digitalización de la industria juega un papel fundamental en el crecimiento de los negocios, lo que también implica riesgo.
El usuario objetivo del delito cibernético incluye desde entidades privadas hasta grandes corporativos, a través de diversas maneras de phishing (fraude electrónico) e instalaciones ilícitas de malware (programa malicioso). Esto deriva en pérdidas de ingresos, daños en la reputación, pérdida financiera y extorsión de datos. Tan sólo el año pasado en el Reino Unido, se reportaron un millón de casos de delitos cibernéticos a Action Fraud.
A pesar de que la mayoría de los delincuentes cuentan con pocas capacidades técnicas, los ataques se incrementan debido a las herramientas sofisticadas disponibles en el mercado de la delincuencia en línea. Además, algunos grupos criminales incluso han industrializado sus actividades, por lo que el delito cibernético va en aumento y evolucionando.
Los ataques de 'Ransomware' (secuestro de archivos a cambio de un rescate) se han incrementado, aprovechándose de ello para amenazar la publicación de datos en línea, o bien bloquear su uso. El fraude personalizado está a la orden del día para las personas físicas y morales. Existen otro tipo de ataques que son aleatorios y especulativos, que obtienen resultados exitosos sólo si incluyen a millones de usuarios.